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El mercado del alquiler en Cataluña, especialmente en Barcelona y su área metropolitana, atraviesa una situación crítica: la alta demanda y la escasa oferta provocan que muchas viviendas se alquilen en menos de 24 horas. Esta realidad ha generado una fuerte competencia entre inquilinos, quienes denuncian que arrendar un piso se ha convertido en “pasar un examen”.

Los propietarios, cada vez más exigentes, imponen requisitos rigurosos para minimizar riesgos como impagos, ocupaciones o mal uso de la vivienda. Entre la documentación requerida destacan el contrato de trabajo, las últimas nóminas, ratio de ingresos no superior al 30-40 %, e incluso informes de morosidad en caso de seguros de impago.

Además de la fianza legal, que en Cataluña debe depositarse en el INCASÒL, muchos arrendadores piden garantías adicionales como avales, depósitos extra o seguros de caución. El desembolso habitual al firmar un contrato puede incluir hasta cuatro mensualidades entre renta, fianza y garantías.

Desde Fincas Eva explican que estas exigencias también responden a la inseguridad jurídica actual y al aumento de costes como el IBI o el mantenimiento del inmueble. Las aseguradoras, por su parte, han endurecido sus filtros para aceptar pólizas contra impagos, lo que restringe aún más el acceso a la vivienda.

La situación es especialmente grave en zonas como L’Hospitalet, Badalona y otros municipios del área metropolitana de Barcelona, donde las colas para visitar pisos son habituales y las propiedades apenas duran horas en los portales. El fenómeno se acentúa en pisos reformados o con electrodomésticos de alta gama.

A pesar de las tensiones, desde Fincas Eva insisten en la importancia de equilibrar los intereses de ambas partes: propietarios e inquilinos. Subrayan que una gestión profesional, transparente y responsable es clave para garantizar una relación estable y justa en el proceso de arrendamiento.